Los beneficios de leer en la infancia – y de hecho, a lo largo de toda la vida – están más que demostrados: potencia la concentración, estimula la imaginación, constituye una fuente de ocio y conocimientos inacabable, etcétera. Son pocos los padres que no desean que sus hijos e hijas lean más. Pero no todos los niños nacen con un gusto innato por la lectura; ¿cómo podemos potenciarlo?
Busca libros que les puedan interesar
Lo primero es comprarles – o pedir en la biblioteca – libros adaptados a sus posibilidades y a su edad. De nada servirá que tengan gran cantidad de libros en casa si no pueden entenderlos, o si el tema no les interesa. Es mejor buscar libros atractivos que les ayuden a engancharse a la lectura que insistirles en leer libros más complejos si no desean hacerlo, al menos de más pequeños.
Crea una comunidad de pequeños lectores
Podemos buscar también una red social con otros niños lectores, para que puedan compartir sus descubrimientos. Muchas escuelas tienen talleres de lectura o biblioteca, donde los propios chicos y chicas participan con sus aportaciones y pueden hacer sus recomendaciones a sus compañeros. O puedes dejar que te acompañen a la librería o biblioteca y pedirle a un profesional – la librera o el bibliotecario – que os asesore. ¡Haz que sean una parte implicada!
Aunque sin duda el mejor consejo es que sirvas de ejemplo a seguir. Por todos es conocido que los niños tienden a imitar lo que hacen los adultos de su entorno, así que si lo que queremos es que lean, lo mejor es que nos vean a nosotros mismos leyendo. Podéis buscar un espacio fijo en vuestra rutina para leer los dos, ya sea juntos o por separado si es un poquito mayor.
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